Bertha Bermúdez

"Sería muy interesante que se pudiera crear un centro coreográfico que ofreciera posibilidades de crear y formarse."

La bailarina Bertha Bermúdez recibirá una mención especial en el Día Internacional de la Danza

La Asociación por la Danza en Navarra Haizea organiza los actos que este domingo servirán para celebrar el Día Internacional de la Danza con actividades de calle en Carlos III y un espectáculo a las 19.30 en Auditorio Barañain. Dentro de ese espectáculo la bailarina Bertha Bermúdez recibirá una mención especial.
Nacida en Zaragoza, comenzó sus estudios de danza en la Escuela Almudena Lobón de Pamplona y los siguió en RUDRA Bejart Laussane y John Cranko Schule en Alemania. Después de actuar con las principales compañías de danza a nivel internacional (Frankfurt Ballet, Compañía Nacional de Danza y Compañía Holandesa Emio Greco | PC, en 2005 dejó los escenarios para dedicarse a la investigación y coordinación de proyectos relacionados con la transmisión y documentación de la danza. Desde 2007 Bermúdez es una de las investigadoras asociadas al grupo de investigación Arte y Práctica de Desarrollo, encabezado por Marijke Hoogenboom, en la Escuela Superior de Arte de Amsterdam y es este trabajo el que le ha llevado recientemente a Mongolia y el que le va a impedir estar presente en Barañain el próximo domingo. Sin embargo, no ha tenido inconveniente en expresar su opinión y sus reflexiones acerca de la situación de la danza en Navarra.

¿Cómo ves la situación actual de la danza en Navarra?
La verdad es que ha pasado mucho tiempo desde que realicé mis estudios con Almudena Lobón en Pamplona. En estos años creo que lo que ha pasado es que de toda una generación de bailarines, formados en Almudena y en el conservatorio, unos se han ido, algunos han vuelto y otros han estado siempre ahí, intentando hacer algo. Ahora tienen el conocimiento y las ganas de proponer nuevas iniciativas que generen danza, no sólo a un nivel educativo, sino también creativo.

¿Y qué opinión te merece la existencia y la labor de asociaciones como Haizea?
Me parece fundamental la existencia de colectivos y asociaciones, como Haizea, cuya labor es vital para lograr esos objetivos y que impulsen y apoyen todas esas iniciativas. En el mundo de la danza tenemos la tendencia, quizá porque nuestro punto de partida es el cuerpo, a cerrarnos en grupos y a no querer comunicar ni lo que hacemos, ni cómo lo hacemos, ni el por qué lo hacemos. Es muy importante la labor de una asociación que intente acercar artistas, generar diálogo y buscar y proponer posibles soluciones a problemas comunes. En este momento de nuestra historia en el que se aprecian los productos por encima del valor humano, la danza es un arte que debería sobresalir por su naturaleza solidaria, que no tiene fronteras y que acumula y juega con rasgos del ser humano que son valiosos a la hora de saber quiénes somos, cómo sentimos y cómo percibimos y comunicamos el mundo en el que vivimos.
Hablar de danza, bailar y compartir son situaciones que tienen que llegar no sólo a los profesionales de este arte, sino a todos los que sabemos que moverse, bailar y sentir son parte de nuestro desarrollo como personas.

Conoces la danza en otros países. Ya sabemos que las comparaciones son odiosas pero ¿qué crees que nos queda por aprender?
A nivel institucional y de financiación creo que hay mucho camino por recorrer e innovar. Los ejemplos de modelos estructurales que hay en Holanda, Bélgica, Francia y Alemania, países en los que he trabajado, son diferentes entre sí y creo que en España se puede/debe aprender de ellos, no para asumir una estructura similar sino para estudiar qué tipo de estructura es el más adecuado a nuestra realidad. En este momento hay dos Centros Coreográficos en España, uno en Galicia y otro en Valencia. Cada uno tiene un modelo diferente; Galicia tiene un centro de residencias de creación, sin compañía de danza fija, mientras que Valencia funciona más bien con una compañía de danza además de un festival. Sería muy interesante que aquí se pudiera crear un centro coreográfico que ofreciera a coreógrafos y bailarines posibilidades de crear, formarse, tener intercambios, etc.
También sería interesante y necesario que la danza formara parte de la Educación Superior y que se crearan lazos entre las distintas instituciones que desarrollan la danza.
Otro aspecto muy importante a tener en cuenta es la necesidad de ofrecer una salida a las creaciones. Para esto, la programación de danza en teatros tiene que tener apoyo, no sólo económicamente, sino involucrando y educando al público.

¿Qué es lo que más te impactó cuanto saliste y conociste cómo se trabajaba la danza en otros lugares?
A lo largo del tiempo lo que impacta va cambiando.... Al principio es más un choque cultural, echar de menos el monte, mi familia, cosas personales, eso impacta. Luego, pasas a comparar cosas, ver diferencias y similitudes y a enjuiciar y valorar. Todo esto te hace crecer como persona con una perspectiva interesante, pues tienes información de diversos sitios, así como vivencias para poder entender a los demás. Ahora, en relación a la danza, el mayor impacto es comprobar el valor que le da la gente en otros países. No es que aquí no se valore, sino que al ser parte de nuestra cultura general, algo que es positivo, ya que la gente tiene un interés casi espontáneo por ver y hacer arte, se da casi por supuesto, pero desde un punto de vista institucional no se apoya con el valor profesional que tiene y que hay que cuidar. En otros países, la profesionalización de la danza está mucho más cuidada y desarrollada desde la educación, hasta el sistema de subvenciones y cantidades que se asignan.
Pero bueno, al final, lo más importante es la gente con la que te encuentras y trabajas. Gente de muchos países diferentes, con experiencias, culturas, idiomas distintos que se comunican y comparten su arte para hacer posible que muchos espectáculos lleguen a los escenarios.

En la actualidad desarrollas un trabajo muy interesante en torno a la transmisión y documentación de la danza. ¿Qué destacarías de él?
Hummm, tal vez que es una forma de dar valor a la danza, de abrirle un hueco dentro del paradigma establecido de lo que es o no es conocimiento.
A través de nuevas formas de representación, podemos explicar cómo hacemos lo que hacemos y qué valores tiene la danza en relación con nuestra conciencia, corporalidad, desarrollo emocional y formas no verbales de comunicación. La danza es en sí interdisciplinar y simplemente necesita que los que la realizamos seamos capaces de explicar y comunicar, fuera del escenario, lo que hacemos.
El estudiar la danza hará que otras disciplinas y públicos nos entiendan y, así, podrán valorar el conocimiento que sale de nuestro cuerpo.

Y ya para terminar ¿qué tienes que decir respecto a la mención especial que te hacen el domingo en el transcurso de la gala que se celebrará en Auditorio Barañain?
Bueno, es algo muy especial. Yo no estoy en Pamplona, no vivo los problemas que aquí se viven, soy joven... No sé, no tengo la sensación de que merezca ninguna mención. Por otro lado, es un enorme reconocimiento hacia mi trabajo y mi persona que agradezco muchísimo y que espero pueda significar algo a las nuevas generaciones. Y sobre todo, que este tipo de acontecimientos hagan que nos unamos y propongamos ideas y soluciones para un futuro mejor de la danza no sólo en Navarra, sino en todo el mundo.

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